¿ESTAMOS VIVIENDO EL FINAL DEL CAPITALISMO?

Hace tiempo que no actualizo esta bitácora, y parece ser que como miembro convencido del 15-M he sufrido una evolución.

Durante los meses de mayo y junio de 2011 participé muy activamente en Avilés, el resto del verano poco o casi nada, pero ya en Menorca. Cuando regresé a Avilés para pasar el invierno, este invierno no hubo etapa de “Mi vuelta al mundo en bici, a la salud por los pedales”, fui a una asamblea en los soportales del Ayuntamiento, la verdad es que no me quedaron ganas de volver.

Ir a la Asamblea de los viernes, me hacia renunciar a un entrenamiento de natación con el equipo de triatón. Tenia que ser serio con el gran objetivo para el 2012, pero este no es el único motivo.

Fui a una asamblea en invierno, ya teníamos 6 meses de experiencia en este movimiento asambleario llamado 15-M, tomando esto en consideración me pareció decepcionante, desmotivante, y fue el principal motivo para preferir ir a entrenar antes que ir a las asambleas, la cantidad de energía colectiva que se derrochó en decidir si la asamblea de los viernes seria media hora antes, o media hora después.

Como me dijo una compañera, “no hemos avanzado nada”, y realmente esa fue mi impresión, y la consiguiente decepción.

Se que articular un grupo humano entorno a una democracia directa, no es fácil, no nos educan para ello, es algo con lo que nos hemos encontrado …

¡afortunadamente!.

Eso lo sabia cuando comenzó el 15-M, pero esa Asamblea de invierno en Avilés supuso un antes y un después en mi experiencia en el 15-M. Pase del idílico enamoramiento del principio, a la cruda realidad de la convivencia.

El 15-M nació con mucha fuerza pues es relativamente fácil juntar a un grupo humano para protestar, unido espontáneamente ante un plural de situaciones indignantes, pero es mucho más complicado conseguir unir a ese colectivo para encontrar soluciones. Esta es la reválida del 15-M

Respecto a esa reválida parece que el 15-M va, o vamos, por buen camino. El conseguir la actuación judicial respecto a Rodrigo Rato, asturiano por más señas, en el caso Bankia, lo considero un gran avance para el 15-M. Un avance muy, muy grande.  El 15-M sin que le corresponda, eso es tarea del Estado, está, en mi opinión, y sobre todo en mi sensibilidad, desempeñando tareas que le corresponden al Estado. Es el Estado, en mi opinión, quien debiera de actuar de oficio, no un grupo de ciudadanos indignados, unidos por la dejación de funciones de las instituciones. Si unos ciudadanos hacen lo que tendría que hacer el Estado,  me parece más que evidente que el sistema esta fallando. Aunque pueda sonar muy fuera de contexto, creo que empezamos una nueva era en la historia de la humanidad, donde el actual sistema comienza a dar síntomas de agotamiento, algo así como el final del imperio romano, el final del feudalismo, el final del sistema económico basado en la artesanía que dio lugar a la revolución industrial.

Siempre dije en las asambleas, entre otras cosas, que el 15-M es el movimiento del sentido común. No hay demasiadas ideologías políticas, por el contrario se pretenden elementales actuaciones de sensatez. Dado que la sensatez es independiente de las ideologías políticas, no deja de ser llamativo como dos grupos humanos, con miembros que en apariencia comparten ideas políticas tan diferentes, como los que perteneces al 15-M, y a Sindicato Manos Limpias, los dos y de manera independiente, hayan actuado de manera idéntica en el caso Bankia, pidiendo la actuación del poder judicial

¿No es otra señal del agotamiento del sistema?

Eso me parece evidente, lo que no me parece evidente, es lo que vendrá después.

El Capitalismo no es buen sistema, si fuera bueno habría solucionado todos los problemas económicos derivados del reparto de la riqueza. Que el capitalismo sea malo, y eso es evidente, es un rotundo fracaso en la historia de la humanidad, no implica que lo que venga después sea mejor, aunque se le supone. La historia de la humanidad hace que esta suposición este fundamentada.

Nuestros bisnietos nos lo contaran en otra “dimensión” de la existencia humana.