jueves, 2 de junio de 2011

DE INVERSIONES Y METAMOSFOSIS

NOTA: (Las fotos amplian a clickar en ellas, pero si se vuelve a clickar sobre la foto ampliada amplian aun más)

Ahora son las diez del jueves 2 de junio. Acabo de llegar de la asamblea. Hoy empezó un poco después de lo habitual, a las 20:30, normalmente empieza a las ocho. Antes hubo un concierto, no lo escuché, llegué al final, pero tenían montada una batería y todo. Parecía que la cosa iba en serio.
La asamblea ha ido bien, van dos o tres días que va bien, por ello vuelvo a casa ilusionado, pero no siempre fue así. Los dos anteriores fueron bastante frustrantes, o como dije yo en una intervención en la que cogí el micro …
¡¡¡indignantes!!!
  
He ido a casi todas las asambleas, pero en una de las pocas a las que no fui, a principios de esta semana, el ambiente se comenzó a caldear. El movimiento es apartidista, es un movimiento político, independiente de cualquier partido y sindicato, y en mi opinión debiera serlo de cualquier asociación de cualquier tipo. Considero que en las asambleas, y en las manifestaciones convocadas por el movimiento las personas han de representarse a si mismas, y no hablar en nombre de nadie más. Si un grupo sea de donde sea quiere manifestarse como grupo que convoque una manifestación, pero que no utilice para ello al movimiento. Esa es mi opinión.

Fui a la asamblea del día siguiente, y empezó con el ambiente caldeado. En una de mis primeras intervenciones en los primeros días de la acampada, dije que me consideraba un indignado inverso, dado que gracias al movimiento cada vez estaba menos indignado y más ilusionado.

En la asamblea del día siguiente las cosas volvieron a su cauce después de dos días de acalorado debate por llamarlo de alguna manera. Hablé en esa asamblea, y comencé con estas palabras. “Compañeros, compañeras, ya no me considero un indignado inverso, me considero un indignado metamorfoseado, pues estoy en fase de metamorfosis …”
“…ya no vengo a las asambleas y me ilusiono, ahora me indigno en la asamblea”

Me pareció indignante que alguien el día anterior cogiera el micro y dijera que en el movimiento se coartaba la libertad de expresión, que el movimiento censuraba.

Me sentí protagonista de una película de Buñuel. Era surrealista vivir la escena de como eso lo decía alguien con el micro en la mano, al que se le podía quitar el micro, o apagar el sonido. Eso lo decía alguien que estaba diciendo lo que le daba la gana decir, comole dava la gana, y en total libertad. Decía eso por la simple razón de no querer aceptar una decisión que es fundamental en el movimiento, la de ser apartidista, y asindicalista. Una decisión que por otra parte se ratificó en asamblea popular el día anterior en la forma de que en la mesa de prensa no haya ningún periódico que represente a partidos políticos o a sindicatos. Decisión que fue votada, y salió en muy clara mayoría el mantener el carácter apartidista también en la mesa e prensa. Ver esa escena me indigno.
Por una vez primera deje de ser un indignado inverso, para convertirme en un indignado metamorfoseado.  Por vez primera, la asamblea dejó de ilusionarme, para indignarme.

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